La oración nos permite adorar a Dios al reconocer que es Todopoderoso; nos permite, además, llevar nuestra acción de gracias, nuestras peticiones y nuestro dolor al pecado frente a nuestro Dios y Señor. El Catecismo nos enseña aspectos importantes con respecto a la oración.

Aunque la oración nos es una práctica que solo realicen los católicos, las oraciones católicas están normalmente redactadas como fórmulas. De esta forma, la Iglesia, como maestra, nos enseña cómo debemos rezar. Ella nos provee de oraciones que han crecido en la tradición de la Iglesia y que son tomadas de las palabras de Cristo, los escritos de la Biblia y de los santos bajo la guía del Espíritu Santo. Si vamos más lejos, nuestra oración informal y espontánea, tanto vocal como meditativa, se forma en base a las oraciones enseñadas por la Iglesia. «Sin el Espíritu Santo hablando a través de la Iglesia y de los santos, no sabríamos rezar como se debe» (CCC 2560).

-Respuesta dada por el P. Dominic Feehan, SHM