¿Un cambio de planes?

Hace poco un sacerdote nos contó una anécdota muy curiosa sobre los cambios de planes que Dios puede hacer en tu vida. 

Este sacerdote nos refirió que, cuando recibió la noticia de que sería párroco de una parroquia que se encuentra en Valencia, España, debía llevar a cabo el trámite de sacarse un visado en su país de origen, porque no era español. 

El plan era muy sencillo. Otro hermano de su comunidad y Él tuvieron que volar hasta Estados Unidos y permanecer allí un mes, mientras su trámite se llevaba a cabo. Entre tanto, podrían colaborar en una parroquia cercana al lugar donde se hospedaban. Como el trámite sería rápido, no necesitaban muchas cosas, ya que la providencia se encargaría de ellos.

El sacerdote y su hermano religioso estaban muy contentos: pudieron dar mucha atención espiritual, algún que otro retiro, realizar convivencias con chicos, visitas a familias y ayudar en todo lo necesario al párroco que les había acogido. La agenda estaba llena y no había mucha oportunidad de días de descanso. Por motivos administrativos, su estancia se alargó y estuvieron en EE. UU. dos meses, teniéndose que adaptar a la nueva situación, lo que les permitió poder hacer todas estas actividades apostólicas.

Durante este nuevo cambio, llegó un día en que se encontraban con algo de tiempo libre y el sacerdote le preguntó a su hermano qué se le ocurría hacer esa tarde con el tiempo libre que tenían. El hermano, emocionado, dio como opción el poder jugar y, aunque no le hizo mucha ilusión la petición, accedió. Se trataba de armar un puzle de 1000 piezas. Era evidente que en esa tarde no lo terminarían. Y aunque al inicio no parecía muy emocionado, el padre se picó y, poco a poco, en algunos huecos que encontraba, fue armando el puzle en días posteriores. Tardó casi un mes en terminarlo, y durante ese tiempo, al fin le dieron su visa. 

Como ya tenía el visado, se compraron los billetes para ir a España. Faltaban pocos días para su vuelo y le quedaban escasas piezas para terminarlo, así que, antes de volar, vería terminado ese difícil reto de armar el puzle de 1000 piezas. 

Una familia que sabía que se acercaba su partida, fue a visitarles. Se trataba de un matrimonio con sus cinco hijos. Los esposos y los hijos mayores aprovecharon para pedir al sacerdote que les confesara, mientras la pequeña jugaba. Cuando terminaron las confesiones, el sacerdote fue a la sala donde tenía el puzle de 1000 piezas sobre una mesita y, al entrar, descubrió a la hija pequeña de 3 años con todas las piezas entre sus manos agitándolas y revolviéndolas de un lado al otro. Él dijo: «¡casi cojo a la niña y la lanzo por la ventana!», mientras se reía. Tanto esfuerzo para armarlo y, en unos minutos, la niña lo destrozó todo. 

Esta simpática historia le sirvió para sacar una muy buena aplicación espiritual. A veces no todo saldrá como lo habíamos planificado. El veía en esas piezas del puzle esos descoloques que el Señor nos hace en la vida. El plan de su viaje era por un mes, pero se alargó, y gracias a esto pudieron atender a muchas almas en Ejercicios Espirituales, confesiones, Misas, convivencias, etc. 

Tendemos a enfadarnos y ver un enorme caos cuando Dios nos quiere hacer un cambio de planes, en vez de aprovechar para ofrecerlo y crecer en paciencia, caridad o en otras tantas virtudes. ¿Acaso Dios no es el dueño del tiempo y de mi vida, y puede modificar los planes como Él quiera? Aunque a nosotros nos parezca duro, Dios sabe muy bien lo que hace y sabe por qué permite todo lo que nos sucede. 

Podrías decirle al Señor: «yo no lo entiendo, pero me fío, Tú sabes bien lo que haces». También podrías darle las gracias por estos descoloques y alabarle, decirle: ¡Todo para tu Gloria, Señor!

Ten mucho ánimo, que todo en esta vida es pasajero; lo realmente importante es poder llegar a la santidad y así llegar a gozar de la vida Eterna. Por tanto, queridos jóvenes, no teman cuando Dios quiera hacerles un cambio de planes, recuerden que todo se convierte en bien para los que aman al Señor. 

 


Beatriz y hna. María Fra

Me llamo hermana Corazón de María y de la Trinidad. En el 2016 conocí en Roma a una laica del Hogar de la Madre llamada Mariana, originaria de Holanda. Ella se acercó a mí y me regaló una revista del Hogar de la Madre. En la portada salía la hermana Clare Crockett y las 5 chicas que murieron con ella en el terremoto de Ecuador de 2016. Nunca me imaginé que a través de este encuentro, el Señor me iba a hacer el regalo más grande de toda mi vida: llamarme a ser Sierva del Hogar de la Madre. Si alguna vez experimentas que debes acercarte a alguien y hablarle de Dios, de Nuestra Madre, o regarle una estampa o una revista, no dudes en hacerlo, porque el Espíritu Santo actúa y sopla donde quiere. Piensa que ese puede ser el comienzo de un cambio de vida radical y camino de salvación de una persona.