Murieron gritando: ¡Viva Cristo Rey! Qué valientes. A muchos les dará miedo o vértigo hablar sobre el martirio, y muchos otros, pensarán lo mucho que les gustaría, llegado el momento, ser capaz de morir como ellos.
Me he dado cuenta, querido joven, de que fueron capaces de morir por Cristo debido a que vivieron por y para Cristo. No sé si llegará el día en el que puedas morir por Él, entrar por la puerta grande y encontrarte a la Reina de los mártires. Lo que sí que sé es que tienes y palpas el martirio lento que purifica. El martirio diario que tanto cuesta vivir y ofrecer.
Cuando se dejan la pasta de dientes abierta, cuando no tienes asiento para sentarte en el autobús, cuando tu hermana necesita de tu tiempo que no dispones, cuando tus compañeros de clase susurran lo rara que eres por ser de Dios… ¡¡ESO, ESOO!! Eso es el martirio que el Señor te pide que vivas hoy, que mueras a ti mismo y que sea Cristo quien vive en ti, para que seas capaz de morir por Él. No pierdas la oportunidad de amar al Señor, en las pequeñas cosas, todos los días. Barrer tiene un valor inmenso ante Dios si lo haces con amor y por amor, igual que estudiar, leer e incluso dormir, siempre que lo hagas cuando y como Dios quiere.
Ofrece las cruces que el Señor te manda, y si las vives bien, hasta le darás las gracias cuando te des cuenta de que esa cruz es la que te acerca más a Él. Un verdadero cristiano debería anhelar el martirio, y aunque no tengas la posibilidad de dar tu vida ahora mismo, sí la tienes en el día a día. Renunciar a tu propia vida y escoger a Cristo desde el amor es tu misión.
PD. Mi ángel de la guarda me ayuda
Anita Gallego, CSHM